Como solemos hacerlo siempre, realizábamos
algunas diligencias de rutina en la congestionada ciudad donde vivíamos a escasos metros el uno del otro.. Ese día
termino tras una intensa jornada y como siempre solemos hacerlo, a la hora de
buscar el refugio nos acercamos a mi casa o a la de mi amigo a refrescarnos o
simplemente a conversar y compartir un poco con la familia. En fin eran las 6
de la tarde y ambos estábamos haciendo los preparativos finales del día del
niño y esta vez terminamos llegando a su casa, una quinta amplia y pintoresca
bordeada por un riachuelo de aguas cristalinas que la circundaba desde la loma
ubicada detrás de su casa hasta pasar por el frente de la misma. La tarde era esplendorosa,
así que saque mi cámara y me propuse tomar algunas fotografías de aquel hermoso
atardecer. Un colorido chinchorro guindaba debajo de una enramada en el patio
lateral de la casa donde estaba sentado el hijo mayor de mi amigo quien me
invito a sentarme en cuanto me vio. Allí compartimos largo rato hasta que llegó
un sobrino pequeño del joven adolescente y ambos se entretuvieron con sus correrías.
Ya estaba obscuro, había llegado
la noche y de pronto llegó el hermano menor de mi amigo con su familia y detrás
llegaron otros familiares con sus hijos y esposas. Cosa curiosa, ninguno entro
a la casa y mi amigo se acerco a saludarlos y recibirlos a todos presentándome los
que no conocía. Después de los saludos, todos, adultos y niños se arrodillaron
alrededor del riachuelo y comenzaron a escarbar y sacar toda impureza del
riachuelo. Mi amigo se me acerco y me entrego una bolsa contentiva de algunos
detalles para que me llevara a mi casa, así que me propuse despedirme y tome mi
bolso, el cual sentí más pesado que cuando llegue. Lo abrí y vi que la esposa
de mi amigo había metido algunos adornos para que me los llevara.
En un abrir y cerrar los ojos, de
pronto había llegado tanta gente, amigos y familiares de mi amigo, que entré en
confusión de ver tanta gente ya dentro y fuera de la casa y la mayoría dispuestos
a meterse en el riachuelo que parecía más crecido que de costumbre. No sabía
precisar en ese momento cuanto tiempo había pasado pero tenía la sensación de
que algo me faltaba antes de tener que retirarme a mi casa. Volví sobre mis
pensamientos, ubique en mi memoria a mi familia que me esperaba también y me
dispuse a recoger mi bolso y el morral de cosas que me habían regalado cuando
de pronto vi otro morral al lado de los míos cargado con otros detalles. Mi
amigo que estaba cerca mirándome me dijo, “Ese morral es para tus hijos”, lo abrí
y dentro se encontraban tres juguetes en sus estuches. No le comente nada a mi
amigo, pero solo tengo 2 hijos. Una vez dispuesto a salir con mis cosas ya
recogidas la esposa de mi amigo me indica que no deje otra bolsa que está a la
salida, la cual al revisarla estaba llena con tres cajas de zapatos nuevos para
mí.
Descargue mis bolsas y las
coloque juntas al lado del puente del riachuelo que da a la salida. Me detuve a
seguir contemplando la tertulia familiar y me puse a esperar pensando que algo
me faltaba. Con una sonrisa en sus labios mi amigo se me acercó para despedirse
como de costumbre, sentí que algo faltaba y era que estaba esperando una
cerveza bien fría que solemos compartir cuando nos visitamos, pero esta vez no
llegaba, así fue que me di cuenta que había llegado la hora de irme sin ella y
casi sin querer partir y dejar a aquel amigo incondicional me pregunté: ¿Y QUE
HORA ES?
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